El ocaso de las gasolineras en el mundo

La gran preocupación de la mayoría de la gente que piensa en comprar un coche eléctrico es cómo cargarlo. Pero la verdadera pregunta que deberías hacerte es cómo vas a repostar tu vehículo de gasolina o diésel si no te decides por el eléctrico.

Hay negocios que probablemente seguirán existiendo, como Cerrajería Barcelona, pero otros tendrán que reinventarse para sobrevivir en un mundo lleno de coches eléctricos.

Y es que los coches eléctricos van a hacer que el negocio de las gasolineras entre en una espiral mortal en las próximas dos décadas. ¿Por qué? Porque la recarga de los vehículos eléctricos va a ser mucho más sencilla que la de los coches de gasolina y diésel. Veamos los hechos.

El ocaso de las gasolineras en el mundo

Un negocio peligroso

Imagina que estás redactando la evaluación de riesgos de una nueva gasolinera. Quieres cavar un gran agujero en el suelo en medio de la ciudad, poner unos depósitos y llenarlos con una enorme cantidad de combustible altamente inflamable.

A continuación, colocas un surtidor muy potente e invitas al público a entrar. Llegarán en vehículos con motores calientes que funcionan con explosiones controladas.

Les entregarás el surtidor y, sin ninguna supervisión, lo utilizarán para transferir grandes cantidades del líquido altamente inflamable a su vehículo, te pagarán y se irán. Visto así, no parece ser algo muy seguro, y lo hacemos a diario.

La omnipresente electricidad

Lo que quiero decir es que repostar gasolina y gasóleo es peligroso, y por eso lo hacemos en puntos de repostaje centralizados especialmente diseñados para ello.

La electricidad, por el contrario, ya está prácticamente en todas partes. ¿Dónde está tu coche ahora? ¿Crees que está cerca de un cable eléctrico? De seguro que sí. El único reto es cómo llevar esa electricidad para que pueda empezar a llegar a la batería. Y no hace falta mucho para resolverlo.

El objetivo de la industria del coche eléctrico es que la recarga se realice en cualquier lugar donde puedas aparcar. Es tener un punto de recarga para vehículos eléctricos en prácticamente todas las plazas de aparcamiento. Por supuesto, estamos muy lejos de esa utopía.

El principio de la revolución eléctrica

Estamos al principio de la revolución eléctrica: sólo el 7% de los coches nuevos son eléctricos y representan una fracción mínima de los vehículos en circulación, por lo que no hay un mercado enorme.

Pero el cambio se está produciendo rápidamente y la inversión en infraestructura de recarga viene con él. Habrá buenos beneficios cuando millones de personas quieran recargar, igual que hubo un boom en la construcción de gasolineras en los albores de la era del automóvil.

Ya es posible instalar puntos de carga especiales que recargan las baterías de los coches durante la noche desde la red eléctrica de la casa, a menudo con las tarifas más baratas posibles. Normalmente se trata de un proceso lento, pero igual estará aparcado toda la noche.

Existen cargadores rápidos que pueden añadir 100 o 150 Km con media hora de carga, y que son compatibles con muchos modelos de autos eléctricos. A menudo la recarga es gratis o muy barata.

Sentencia de muerte

Si la predicción es correcta, los movimientos de la industria son una sentencia de muerte para los miles de gasolineras de España. El declive del sector podría llegar con sorprendente rapidez.

A medida que los vehículos eléctricos empiecen a superar a los de gasolina y diésel, habrá menos negocio para repostar. Esas estaciones de servicio al borde de la viabilidad comenzarán a desaparecer o convertirse en centros de recarga.

Esto hará que los conductores de gasolina y diésel tengan más dificultades para encontrar una estación de servicio y los operadores que queden se verán obligados a subir los precios para mantener los beneficios.

Por lo tanto, habrá menos gasolineras y posiblemente más caras. Claro que algunas estaciones de servicio seguirán existiendo, por ejemplo, las de las autopistas, pero es probable que muchas encuentren nuevas formas de ganar dinero.