El gran problema de los residuos médicos

La última pandemia no ha sido solamente una crisis de salud pública, sino también una crisis medioambiental. Se han generado enormes cantidades de basura médica en forma de kits de pruebas, guantes, mascarillas, jeringuillas y otros productos que la gente de las clínicas y hospitales utiliza una vez y luego tira.

Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud ha constatado que el problema es global, pero que es extremo en los países más pobres. Allí, gran parte de la basura se quema simplemente en fosas abiertas y en incineradoras que carecen de controles de contaminación.

El gran problema de los residuos médicos

Un problema que la pandemia ha agravado

Los residuos médicos eran un gran problema antes de la pandemia. Muchos centros sanitarios no eran capaces de gestionar los residuos de forma segura y la gran magnitud de la pandemia no ha hecho más que agravar un problema existente.

Según los cálculos de la OMS, entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 se enviaron 87.000 toneladas métricas de equipos de protección personal y otros productos médicos a países como la República Democrática del Congo y Bangladesh.

Esa estimación no toma en cuenta las enormes cantidades de material que los países obtienen de otras fuentes. En todo caso, la mayor parte de ese material era de un solo uso, así que luego de usar se desechó.

Contaminación a todos los niveles

Lo ideal sería que la mayor parte de los residuos médicos se esterilizaran y luego se reciclaran. Pero para ello hay que dividir los residuos en sus distintos componentes, una capacidad de la que carecen muchos países.

La mayoría de los residuos no se separan al salir de los hospitales, dificultando la gestión adecuada posterior. Los residuos suelen acabar en incineradoras pequeñas y mal controladas que no cumplen las normas internacionales, una situación común en todo el mundo en desarrollo.

Las emisiones de las incineradoras tienen un alto contenido de contaminantes tóxicos, y las propias cenizas también son peligrosas. Sustancias químicas como las dioxinas y los furanos, ambos probables carcinógenos impregnan sus emisiones gaseosas.

Los cultivos y los animales absorben estas toxinas y concentran las sustancias químicas en cantidades elevadas, lo que hace peligroso consumirlos.

El reciclaje como solución

Algunos países están experimentando con formas de separar los residuos médicos para su reciclaje y eliminación más segura. Los hospitales de Liberia, por ejemplo, han comenzado recientemente a utilizar contenedores con códigos de colores para clasificar los residuos.

Los autoclaves que esterilizan los residuos médicos con vapor ofrecen más oportunidades de reciclaje, y los fabricantes pueden diseñar productos pensados para reciclar. Al igual que se pueden reciclar los duplicados de llaves de coches para obtener metales valiosos.

Las mascarillas, por ejemplo, tienen pinzas metálicas para la nariz, filtros de polipropileno y cintas elásticas para la cabeza. Integrados en un solo producto, estos componentes no son reciclables. Pero si se pueden separar, las piezas pueden reutilizarse de muchas maneras.

Otro objetivo importante es dejar de utilizar en exceso algunos equipos de protección, especialmente los guantes, que representan una parte enorme de los residuos médicos en todo el mundo. Según las directrices de la OMS, los guantes sólo pueden ser necesarios cuando se atiende a pacientes enfermos.